INTIMIDAD

 

 

 

El control en la expresión de las emociones es una de las primeras lecciones que el niño debe aprender. El hombre debe reprimir el llanto, no puede dar excesivas muestras de cariño en público, tiene que ser dominante y, en ocasiones, incluso despectivo. En definitiva, ha de ser fuerte para no parecerse al otro, al que se supone frágil y que es objeto de burla y menosprecio.

 

La relación íntima es el espacio en el cual podemos escapar de estas rígidas convenciones. Cuando no somos observados y nos sentimos cómodos asoma nuestra vulnerabilidad, nos descubrimos ante la persona en la que confiamos y nos liberamos de nuestros pudores, tanto afectivos como corporales. Así, surge una masculinidad alternativa a la tradicional, que en esta ocasión se muestra no solo en los cuerpos de las personas retratadas, que miran al espectador a los ojos sin imposturas, sino también en mi punto de vista como fotógrafo que, sin limitarse a ser un mero voyeur, aparece como participante activo de esta intimidad.

 

 

 

Fotografía. Hahnemühle Photo Rag.

 

30 x 20 / 20 x 30 cm. (2013/14)

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